Sus representantes son:
Emilio Prados (Málaga 1899-México 1962)
He elegido a este autor por que es el mas cercano a donde vivo y los versos son los qe mas me han gustado y llamado la atencion, acontinuacion hablare de el.
Gerardo Diego Cendoya. (Santander, 3 de octubre de 1896-Madrid, 8 de julio de 1987). Poeta español miembro de la Generación del 27.
Estudia Letras en la Universidad de Deusto, aunque se licencia en la Universidad de Madrid. En 1920 obtiene la plaza de Catedrático de Lengua y Literatura e imparte clases como profesor de instituto en distintas ciudades españolas, como Soria, Santander, Gijón o Madrid.
Su actividad literaria comienza a una edad muy temprana, publicando en 1918 su primera obra, el cuento La caja del abuelo, en El Diario Montañés. Durante estos primeros años colabora en distintas publicaciones, como la Revista Grial, la Revista Castellana y diversas revistas vanguardistas - Grecia, Reflector o Cervantes. Su primer libro de poesías, El romancero de la novia, ve la luz en 1920.
Durante su estancia en Gijón mantiene una gran actividad literaria, fundando las revistas Carmen y Lola y manteniendo contactos con el resto de los integrantes de la Generación del 27. Este grupo de poetas se da a conocer tras la publicación en 1932 de su antología Poesía española: 1915-1931.
Durante los años de posguerra Gerardo Diego continúa con su actividad poética con obras como Ángeles de Compostela, Alondra de verdad o Romances.
Durante los siguientes años el poeta mantiene su intensa actividad, publicando nuevos libros, viajando y recibiendo numerosos homenajes y premios. En 1962 obtiene el Calderón de la Barca por su retablo escénico El cerezo y la palmera, su incursión en el teatro.
El gran reconocimiento del autor llega en 1979 con la concesión del Premio Miguel de Cervantes, que comparte con Jorge Luis Borges.
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
qué ansiedades sentí de diluirme
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
He elegido a este autor por que es el mas cercano a donde vivo y los versos son los qe mas me han gustado y llamado la atencion, acontinuacion hablare de el.
Gerardo Diego Cendoya. (Santander, 3 de octubre de 1896-Madrid, 8 de julio de 1987). Poeta español miembro de la Generación del 27.
Estudia Letras en la Universidad de Deusto, aunque se licencia en la Universidad de Madrid. En 1920 obtiene la plaza de Catedrático de Lengua y Literatura e imparte clases como profesor de instituto en distintas ciudades españolas, como Soria, Santander, Gijón o Madrid.
Su actividad literaria comienza a una edad muy temprana, publicando en 1918 su primera obra, el cuento La caja del abuelo, en El Diario Montañés. Durante estos primeros años colabora en distintas publicaciones, como la Revista Grial, la Revista Castellana y diversas revistas vanguardistas - Grecia, Reflector o Cervantes. Su primer libro de poesías, El romancero de la novia, ve la luz en 1920.
Durante su estancia en Gijón mantiene una gran actividad literaria, fundando las revistas Carmen y Lola y manteniendo contactos con el resto de los integrantes de la Generación del 27. Este grupo de poetas se da a conocer tras la publicación en 1932 de su antología Poesía española: 1915-1931.
Durante los años de posguerra Gerardo Diego continúa con su actividad poética con obras como Ángeles de Compostela, Alondra de verdad o Romances.
Durante los siguientes años el poeta mantiene su intensa actividad, publicando nuevos libros, viajando y recibiendo numerosos homenajes y premios. En 1962 obtiene el Calderón de la Barca por su retablo escénico El cerezo y la palmera, su incursión en el teatro.
El gran reconocimiento del autor llega en 1979 con la concesión del Premio Miguel de Cervantes, que comparte con Jorge Luis Borges.
EL CIPRÉS DE SILOS
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.